Río de Janeiro.Alumnos de todo
Brasil mantienen ocupadas cerca de mil escuelas y universidades en
oposición a una reforma educativa y una enmienda constitucional para
limitar los gastos públicos, ambas impulsadas por el presidente Michel
Temer.
Las ocupaciones comenzaron a principios de octubre en Paraná (sur),
región donde el sistema educativo estaba "abandonado por el estado",
dijo a Efe la presidenta de la Unión Brasileña de Estudiantes de
Secundaria (UBES), Camila Lanes, pero se han extendido y han paralizado
las clases en un goteo por todo el país.
En todo Brasil han sido ocupadas 1.047 escuelas (845 de ellas en
Paraná), 102 universidades y otros tres centros educativos, además de la
Cámara Legislativa Municipal de Guarulhos (Sao Paulo) que lleva una
semana tomada por los estudiantes, según recuentos de la UBES y la Unión
Nacional de Estudiantes (UNE).
Las movilizaciones han conseguido alargarse porque los estudiantes se
han organizado para dividirse tareas de cocina y limpieza y porque,
para ocupar el tiempo libre, han puesto en marcha debates, talleres y
otras actividades culturales y deportivas.
El último caso, ocurrido este jueves, fue la ocupación de la rectoría
de la Universidad de Cascavel, en Paraná, por parte de unos 40 alumnos.
El Gobierno brasileño está presionando a los alumnos para que acaben
las movilizaciones y la policía ha realizado desalojos de decenas de
escuelas en los últimos días, en algunos casos sin autorización
judicial, según las asociaciones estudiantiles.
En el desalojo de una escuela del municipio de Miracema (Tocantins,
norte), la Policía arrestó este jueves a 26 estudiantes, entre ellos
once menores de edad, que fueron esposados y llevados a comisaría,
informó la UBES.
El ministro de Educación, José Mendonça Bezerra, ha dado un ultimátum
a los estudiantes para que desocupen las escuelas el lunes como fecha
límite bajo la amenaza de cancelar los exámenes que sirven de baremo
para el acceso a la universidad, conocidos como ENEM, programados para
inicios de noviembre.
La principal reivindicación de los estudiantes es que se archive una
propuesta de enmienda a la Constitución que pretende restringir los
gastos públicos en los próximos veinte años.
Esta medida, que según sus detractores implicará una "congelación" de
las inversiones en la educación, fue aprobada el pasado martes en la
Cámara de los Diputados y va a ser discutida en el Senado, antes de
entrar en vigor.
Los estudiantes también piden la derogación de la reforma de la
enseñanza media, aprobada por decreto el pasado septiembre por Temer,
sin consultar previamente a los miembros de la comunidad educativa.
Entre otras críticas a esa reforma, la UBES protesta porque suprime
la obligatoriedad de las asignaturas que fomentan la "formación
crítica", entre ellas arte, sociología y filosofía, además de la
educación física.
"El decreto es una acción pensada para que la educación sea una
mercancía, para que el alumno aprenda a poner un tornillo y sea útil al
mercado, pero no propone una educación de calidad", dijo Lanes.
Los estudiantes también rechazan un proyecto legislativo que tramita
en el Senado y propugna que los profesores deben abstenerse de
manifestar opiniones políticas, han de ser neutrales en la enseñanza de
cuestiones socioculturales y deben respetar las convicciones religiosas
de los alumnos.
Según sus detractores, este proyecto, conocido como "escuela sin
partido", atenta contra la libertad de expresión y de cátedra y está
ideado para evitar que se enseñen en la escuela cuestiones políticas, de
orientación sexual e incluso, la teoría de la evolución, puesto que
contradice las creencias de los evangélicos.
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